Hace unos cuantos años transitaba por mi adolescencia, época cargada de desafíos, novedades, retos, proyectos..., en fin de sueños con destinos inciertos y personajes que marcaron, en su tiempo, la realidad de hechos que ahora cobijan mi adultez.
Siempre solemos rememorar nuestra infanto-adolescencia, como "la mejor época" de nuestra vida, y de hecho así es, pero a veces solemos ignorar a los personajes que de una u otra forma tomaron partida en estos hechos; traviesos y anecdoticos, aventureros y sonadores, en fin hechos de nuestras vidas.
En esa importante época de mi vida compartí con mi amigo, mi hermano, un ser humano caracterizado, no solo por su forma de ser, sino por su aplomo y particular forma de ver las cosas.
Comenzamos siendo vecinos, luego compañeros de travesuras y aventuras, inventos y eventos, deportes y fiestas y hasta alcahuetes de nosotros mismos.
Disfrutábamos conversar jugando "partiditas" de ajedrez, oh! Como disfrutábamos de eso!... Y siempre terminábamos las mismas por una "trampilla" que alguno de los dos hiciera; tiempos aquellos.
En esas partidas, conversábamos sobre la vida, nuestros padres y hermanos, competencias y fiestas, las chicas y amores de esos entonces, en fin, de cuanta historia disponible tuviéramos a mano.
"Brother", como te he echado de menos durante todos estos años..., ahora casado y con hijos, te cuento que la pegaste con la "Yola" y que mis hijos se han criado con tu foto en la biblioteca, si! aquella foto que nos tomamos en la Alameda.
Años han pasado desde tu partida, muchas historias han continuado, algunas se han iniciado y otras definitivamente han quedado en el pasado; pero algo en todo este tiempo es seguro, esa amistad, esa hermandad, esa complicidad que manteníamos ha sido imposible repetir.
Aunque físicamente no estés con nosotros, aún mantenemos vivo ese "latir", esa forma jocosa de ver las cosas y con frecuencia se te recuerda por tantas aventuras y desventuras vividas al mismo ritmo; ritmo que marcamos en su época nosotros mismos.
Pana, esto te lo debía...
Josean
Siempre solemos rememorar nuestra infanto-adolescencia, como "la mejor época" de nuestra vida, y de hecho así es, pero a veces solemos ignorar a los personajes que de una u otra forma tomaron partida en estos hechos; traviesos y anecdoticos, aventureros y sonadores, en fin hechos de nuestras vidas.
En esa importante época de mi vida compartí con mi amigo, mi hermano, un ser humano caracterizado, no solo por su forma de ser, sino por su aplomo y particular forma de ver las cosas.
Comenzamos siendo vecinos, luego compañeros de travesuras y aventuras, inventos y eventos, deportes y fiestas y hasta alcahuetes de nosotros mismos.
Disfrutábamos conversar jugando "partiditas" de ajedrez, oh! Como disfrutábamos de eso!... Y siempre terminábamos las mismas por una "trampilla" que alguno de los dos hiciera; tiempos aquellos.
En esas partidas, conversábamos sobre la vida, nuestros padres y hermanos, competencias y fiestas, las chicas y amores de esos entonces, en fin, de cuanta historia disponible tuviéramos a mano.
"Brother", como te he echado de menos durante todos estos años..., ahora casado y con hijos, te cuento que la pegaste con la "Yola" y que mis hijos se han criado con tu foto en la biblioteca, si! aquella foto que nos tomamos en la Alameda.
Años han pasado desde tu partida, muchas historias han continuado, algunas se han iniciado y otras definitivamente han quedado en el pasado; pero algo en todo este tiempo es seguro, esa amistad, esa hermandad, esa complicidad que manteníamos ha sido imposible repetir.
Aunque físicamente no estés con nosotros, aún mantenemos vivo ese "latir", esa forma jocosa de ver las cosas y con frecuencia se te recuerda por tantas aventuras y desventuras vividas al mismo ritmo; ritmo que marcamos en su época nosotros mismos.
Pana, esto te lo debía...
Josean