Cierto es que..., de una manera u otra, todos conocemos nuestro desenlace final; si, ese destino al que tanto (por lo menos yo) huye de comentar, discutir y hasta pensar.
Muchos lo calificarían de grotesco por no enfrentar la propia realidad de la existencia misma, pero..., si pensamos en serio, para que desgastar pensamientos inútiles en tratar de comprender tal destino, si al fin y al cabo nuestra existencia misma se define por tan "magno" y no esperado evento.
Si, el "final del cuento", ese día llegará, pero antes debemos procurar en este mundo donde nos tocó vivir, la mayor sabiduría posible en torno a la VIDA misma.
Ejemplos como: reír al canto de un niño, dormir bajo un manto de nubes, nadar en una playa sin olas, besar al ser amando, soñar eclipsado de felicidad, respirar el olor agradable de los prados, degustar el postre mas exquisito, visitar tu infancia con recuerdos propios; son ejemplos de VIDA, de realidades que contradicen ese momento ya definido.
Seamos justos: ¿Quién carajos cree que uno viene a este mundo a sufrir?, ¿quién es el que dice que para ser feliz hay que llorar primero?, ¿donde está escrito que solo unos pocos logran la felicidad suprema?, permíteme decirtelo, somos nosotros mismos, nuestras mentes rondando siempre el pensamiento de la frustración.
Todos, absolutamente todos hemos acariciado la felicidad, pero también todos hemos navegado en el manto de la tristeza y la desesperanza, pero no han sido otros los que nos han sacado de ese abismo, hemos sido nosotros mismos, luchadores empedernidos por lograr la "efímera" promesa de una felicidad que nos rodea y que creemos nunca alcanzar.
En estos días pensando en el tráfico diario; felicidad no es una palabra que se expresa y se alcanza de inmediato; felicidad es un estado mental en el que "el sentirse" comulga en armonía con "el ser"; filosófico para algunos, incongruente para otros, pero en fin, es mi definición.
Sigamos creciendo en función de lograr este estado de armonía, porque, al fin y al cabo, ¿para que llevarnos en la "mochila" recetas de inconformismos e "infelicidades", si al final del cuento, no sabemos que hay del lado de allá?
En mi caso puedo manifestarles que he sido bendecido por la familia, amigos y allegados que han estado, están y estarán en esta "limitada" vida; limitada por el tiempo y el espacio, limitada por la vida y la muerte.
A todos ustedes, gracias por estar ahí...
Seamos justos: ¿Quién carajos cree que uno viene a este mundo a sufrir?, ¿quién es el que dice que para ser feliz hay que llorar primero?, ¿donde está escrito que solo unos pocos logran la felicidad suprema?, permíteme decirtelo, somos nosotros mismos, nuestras mentes rondando siempre el pensamiento de la frustración.
Todos, absolutamente todos hemos acariciado la felicidad, pero también todos hemos navegado en el manto de la tristeza y la desesperanza, pero no han sido otros los que nos han sacado de ese abismo, hemos sido nosotros mismos, luchadores empedernidos por lograr la "efímera" promesa de una felicidad que nos rodea y que creemos nunca alcanzar.
En estos días pensando en el tráfico diario; felicidad no es una palabra que se expresa y se alcanza de inmediato; felicidad es un estado mental en el que "el sentirse" comulga en armonía con "el ser"; filosófico para algunos, incongruente para otros, pero en fin, es mi definición.
Sigamos creciendo en función de lograr este estado de armonía, porque, al fin y al cabo, ¿para que llevarnos en la "mochila" recetas de inconformismos e "infelicidades", si al final del cuento, no sabemos que hay del lado de allá?
En mi caso puedo manifestarles que he sido bendecido por la familia, amigos y allegados que han estado, están y estarán en esta "limitada" vida; limitada por el tiempo y el espacio, limitada por la vida y la muerte.
A todos ustedes, gracias por estar ahí...
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